En la Transición, con la desaparición del objetivo común al que enfrentarse, el franquismo, la polvorilla integradora se fue apagando
Miercoles, 8 marzo 2023. EL IDEAL
El 20 de octubre de 1918 nacía la Asociación Nacional de Mujeres Españolas, la primera organización feminista a nivel nacional, aunque ya existían otras agrupaciones que trabajan por los derechos legales y económicos de la mujer, como La mujer del porvenir en Barcelona, la Sociedad Concepción Arenal en Valencia o en Madrid, la Cruzada de Mujeres Españolas, capitaneada por Carmen de Burgos. Aunque habría que esperar a la República en 1931, para que mejorasen los derechos de las mujeres, y además pudieran votar. Sin embargo, el franquismo volvió a relegar a la mujer al ámbito doméstico privado. Hoy celebramos el día de internacional de la mujer, y como preveíamos, el movimiento feminista se presenta dividido ante la opinión pública. Las convocatorias a las manifestaciones se duplican en más de veinte provincias. Nos encontramos en año electoral, en mayo municipales y en diciembre las generales, ambas citas no quedan fuera del despliegue de banderas y coros que esta tarde recorrerán las calles de Almería y de otras capitales de provincia.
No es la primera vez que esto ocurre, ahora son la ley trans y el derecho a la autodeterminación que esta incluye y las diferentes posiciones a favor o en contra del abolicionismo en materia de prostitución los grandes temas que abren una brecha en el frente feminista. En otros momentos de la historia del feminismo en España ha habido diferentes posturas. En la Transición, con la desaparición del objetivo común al que enfrentarse, el franquismo, la polvorilla integradora se fue apagando y dejando al descubierto tres distintos bloques: el de la doble o triple militancia, el de la única militancia y el permisivo. Esto quiere decir que por un lado, las feministas integradas en el feminismo socialista y / o sindicalista mantenían su doble o triple militancia, mientras que el bloque representado por el Seminario Colectivo Feminista de Madrid (1976) y el Colectivo Feminista (1975) exigía una militancia única para desligarse por completo de la militancia política y evitar convertirse en una extensión de cualquier sigla que pudiera apoyarlas solo para obtener votos. Y en medio, ocupando una posición de cuña, las militantes feministas no integradas en militancia alguna, pero que se mostraban abiertas a formar bloque con feministas de doble o triple militancia, estas eran el Frente de Liberación de la Mujer y el grupo Asociación Nacional de Comunicación Humana y Ecológica, ANCHE, entre otros colectivos (Codina Cadet, 2020).
En 1979, las discrepancias entre las corrientes eran tantas que la Coordinadora Estatal de Organizaciones Feministas se escindió, aunque, meses después, volvió a unirse para hacer frente común y defender a un grupo de mujeres procesadas por realizar prácticas abortivas en Bilbao.
Desde entonces, las distintas corrientes que dan movimiento al colectivo feminista han manifestado públicamente siempre sus diferencias y sus distintas bases teóricas. Se trata de un movimiento vivo y heterogéneo. Pensar diferente, exponerlo abiertamente desde el respeto constructivo debe enriquecer y hacer fuerte al feminismo. Sin embargo, hoy esos frentes se reparten las calles. Las feministas no marchan juntas, y en las orillas del río revuelto, los bozales esperan pacientes y seguros. Otro día, ayer o mañana, podemos hablar desde nuestras diferencias, pero hoy no.
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