Asesinatos y cartas de despedida
- Yolanda Cruz López

- 13 ago
- 2 Min. de lectura
Los periodistas en el objetivo
Miercoles, 13 de agosto 2025. EL IDEAL

Sin vergüenza y sin pudor, así ha reconocido Israel el asesinato de seis periodistas el pasado domingo. Un bombardeo de precisión, es decir, a conciencia, sobre la tienda de campaña desde la que trabajaban desde hacía meses y ya está. Así, sin pestañear. Los periodistas asesinados en esta ocasión han sido Anas Al Sharif, reportero de la cadena catarí Al Jazeera; Mohammed Qreiqeh, corresponsal; Ibrahim Zaher, Mohammed Nufal y Moamen Aliwa, operadores de cámara, de la misma cadena de televisión, y el corresponsal de Sahat, Mohamed Al Khalidi. Y he apuntado «en esta ocasión» porque, hasta el momento, y que se sepa, son 238 los y las periodistas, fotógrafos y operadores de cámara, asesinados por Israel desde que comenzase la invasión de la franja de Gaza.
Naciones Unidas, como no podía ser de otra manera, a través de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, ha condenado este asesinato y ha asegurado, por si a alguien le cabía la más mínima duda, que se trata de una flagrante violación del derecho internacional humanitario. Y ahora ¿qué?, nada. Ya hace días que el responsable de la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos, Philippe Lazzarini en X denunciaba la impunidad con la que Israel asesina cada día a periodistas. ¿Por qué? pues es evidente, no se puede contar lo que verdaderamente está ocurriendo en Gaza, lo cuál quiere decir que la labor de los periodistas e informadores es una labor incómoda para quienes actúan al margen del derecho internacional. ¿Me incomodas? Te elimino, así de repugnantemente sencillo.
Media hora antes de su asesinato, Anas Al Sharif subió a las redes sociales un último video, en el que daba a conocer la poca distancia a la que estaban bombardeando las fuerzas israelíes. Hemos podido ver imágenes escalofriantes de la realidad de un genocidio disfrazado de venganza gracias a sus crónicas. Pero ese video no ha sido su último legado, consciente del peligro que corría por arriesgarse cada día para contar la verdad de lo que ocurre en Gaza, dejó en la cadena, el pasado 4 de mayo, una carta de despedida que Al Jazzera ya ha dado a conocer: « Si estas palabras mías les llegan, sepan que Israel ha logrado matarme y silenciar mi voz».
Anas no ha sido el único, son muchos los periodistas que, conscientes de que se juegan a diario la vida para que el mundo, usted y yo, sepa qué ocurre, dejan sus últimas voluntades, reflexiones y ruegos, en sus redacciones, por si no vuelven a casa.
Mientras, Israel, sin creerlo necesario, justifica su crimen asegurando que Anas Al Sharif tenía estrecha vinculación con Hamás, publicando unos documentos internos que, ya en octubre de 2024, Reporteros sin Fronteras aseguró que no constituían ningún tipo de prueba con Al Sharif. Ha dado igual, él se sabía objetivo de Israel, y así ha sido.
Recuperando las últimas palabras de Anas, «La historia les recordará como testigos silenciosos de un genocidio que decidieron no detener». Centenares de niños muertos, centenares de informadores asesinados, unas nos indignamos más que otros, pero ¿de verdad todo queda aquí?





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