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Foto del escritorYolanda Cruz López

Aunque usted pueda pagarlo…, si puede

En solidaridad no hemos alcanzado la excelencia todavía,

y se nos nota


Martes, 18 octubre 2022. EL IDEAL


El 9 de octubre (2015), entraba en vigor el llamado 'Impuesto al Sol' con la excusa de garantizar la sostenibilidad, no del planeta que para eso estaba la ONU, si no la de la red eléctrica.


Ciudades y comunidades sostenibles es el ODS 11, ya saben, la agenda 2030, «un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad», una serie de objetivos para conseguir y fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia. Esta agenda, resolución firmada por los estados miembros de la ONU, se propone alcanzar 169 metas a través de 17 objetivos que contemplan los ámbitos social, económico y ambiental, prestando especial atención a cubrir las necesidades de la población más pobre y desfavorecida.


Era el año 2015 y el 25 de septiembre, España, país miembro de la ONU, se apuntó con mayor o menor optimismo y ganas, al igual que la mayoría de los firmantes, a este 'carro' ideado para tirar del planeta. Sin embargo, tres semanas después, el 9 de octubre, entraba en vigor el llamado 'Impuesto al Sol' con la escusa de garantizar la sostenibilidad, no del planeta que para eso estaba la ONU, si no la de la red eléctrica, es decir, que las compañías eléctricas no sufrieran y se anulara la deuda que España mantenía con ellas desde la Ley de 2002 que prohibía subidas de más del 2% en las tarifas.


Tres años después, en 2018, la Unión Europea firmó un acuerdo sobre energías renovables, al amparo de la agenda 2030, en el que se declaraba que el impuesto al sol que cobraban algunos países, entre ellos el nuestro, era ilegal.


Así que, ese mismo año, el actual gobierno deroga el impuesto y, además, pone en marcha una serie de medidas dirigidas a propiciar el autoconsumo. Este año, el pasado martes 11 de octubre, el Gobierno aprobó un plan de contingencia para reducir hasta un 13% el consumo de gas, una actuación de urgencia ante lo que se avecina a causa del conflicto bélico que enfrenta a Rusia y Ucrania y del que, mal que nos pese, ya somos parte. 73 medidas cuyo cumplimiento puede garantizar la seguridad energética. Esta acción es una exigencia de Bruselas, es decir de la UE. Pero tranquilícese, aquí no va a haber cortes masivos ni de gas ni de electricidad como sí pueden sufrir otros países miembros.


Pero medidas como fijar la temperatura del aire acondicionado en 26 grados en verano y la de la calefacción en 19 en los edificios públicos, a lo que, por cierto, se ha sumado también Italia, o el apagón del alumbrado de edificios públicos y escaparate a las 22:00 no han sido bien recibidas por buena parte de la población y, lógicamente, empleadas por las voces de la oposición para recordar nuestra 'libertades' y lo mucho que se va a ver perjudicada la venta navideña si a las 22 se apagan los escaparates. De las comunidades autónomas depende ir más allá, la nuestra ya ha adelantado que no impondrá restricciones al alumbrado navideño y que cada ayuntamiento se las componga.


Quisiera saber a quién se le ocurrió el maravilloso slogan «aunque usted pueda pagarlo, España no puede», que en los 70 clamaba a nuestra responsabilidad, está totalmente vigente. En solidaridad no hemos alcanzado la excelencia todavía, y se nos nota.

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