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Foto del escritorYolanda Cruz López

De responsabilidades y autocuidado

Las cifras, siendo correctas, seguramente no son exactas porque, en ningún momento, se han contabilizado los casos reales de contagios

Martes, 25 enero 2022. EL IDEAL


El modo en el que ejercemos nuestra propia responsabilidad es fruto de la educación en libertad que se supone hemos debido recibir, del apoyo con el que hemos contado durante nuestra formación y nuestro desarrollo personal, de la capacidad de autoestima y de resiliencia que hemos podido adquirir y, sobre todo, de la voluntad de asumir que somos responsables de nuestros propios actos, tarea nada fácil. En la mayoría de los casos, la ampliación de nuestro horario nocturno y la posibilidad de practicar nuestras propias decisiones, sin necesidad de consultar ni con padres ni con madres, iban creciendo a la par que cada uno y cada una de nosotras, bueno, esa es la teoría.


Los autocuidados propuestos por el Gobierno en esta última etapa de la pandemia han servido, entre otras cosas, para que demostremos la madurez o inmadurez social en la que nos instalamos. Los primeros quince días de enero hemos conocido cifras relacionadas con las incidencias, la edad de los que reciben ahora tercera dosis, la presión sanitaria, los contagios diarios, etc. Pero esas cifras, siendo correctas, seguramente no son exactas porque, en ningún momento, se han contabilizado los casos reales de contagios, no se conocen. Y ahí entramos usted y yo.


Es como una partida de un juego de mesa que disputan diferentes equipos. Debería medirse dos equipos solamente, el del virus con sus variantes, y el nuestro. Sin embargo, esta partida cuenta con más colores en el tablero. La que debería ser nuestra escuadra se subdivide a su vez en varias formaciones: la de quienes han pasado las navidades aislados a la espera de que se les llamara desde el equipo rastreador con una cita para un test, convivieron con una persona positiva en COVID y ejercieron su responsabilidad esperando, sin provocar situaciones en las que contagiar a terceros. Algunos de los miembros de este grupo, finalmente, darán positivo, y otros tantos, negativo o no concluyente, se les realizó la prueba 15 días después de haber experimentado síntomas y ya nunca sabrán si han pasado el COVID o no. Una segunda escuadra está integrada por los que se han auto testado con antígenos comprados en la farmacia, de estos, los hay quienes compraron varios test, bien para cerciorarse de que el resultado negativo lo era de verdad, bien para garantizarse un resultado positivo que les liberara de reuniones indeseadas e incluso de acudir al trabajo, otros se han realizado solo uno, ha resultado negativo y han disfrutado relajados de la compañía de amigos y familiares a los que han infectado porque la fiabilidad de los antígenos no es tanto como la de la PCR. Otro equipo con quienes han esperado hasta a disfrutar de asueto y de nochevieja antes de hacerse el test, por si acaso había sorpresa y se quedaban sin cotillón, Y otro más, con los que han quemado las calles a la espera del resultado por si tras este ya no podían.


Después de este despliegue de equipos, y sin saber a cuál de ellos pertenece usted, le pregunto ¿de verdad cree que las cifras de contagiados que conocemos son las que son?

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