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  • Foto del escritorYolanda Cruz López

Malos tiempos

Se nos advierte de que la actual ola de calor que sufrimos esta semana se va a prolongar más de lo deseable, y de que se avecinan meses oscuros para nuestro bolsillo

Miércoles, 13 julio 2022. EL IDEAL


Lo son, y no solo para la lírica si no para los Objetivos de Desarrollo Sostenible que rigen la agenda 2030 propuesta por Naciones Unidas. Ayer martes, quienes seguimos el debate del estado de la nación, escuchábamos inaugurar el mismo al presidente del gobierno, Pedro Sánchez, y realizar una narración de las circunstancias que, desde la pandemia de la covid, pasando por el confinamiento y llegando a la guerra entre Rusia y Ucrania, han marcado la endeble situación económica que padecemos y la recesión que se anuncia grave para este otoño.


Todo son avisos. Se nos advierte de que la actual ola de calor que sufrimos esta semana se va a prolongar más de lo deseable, y de que se avecinan meses oscuros para nuestro bolsillo. Se empieza a escuchar el aumento de casos de las nuevas variantes de covid, en Andalucía ayer se contabilizaban 814 hospitalizaciones, 100 más que la semana anterior, y esto contando solo con la contabilización de los ingresos, sin realización de cribas masivas, y confiando en que quienes se autorrealicen un test de antígenos de motu proprio, si dan positivo lo comuniquen a las autoridades sanitarias, pero mucho me temo que ni todas las personas afectadas se realizan un test, ni todas las que confirman su contagio lo comunican.


Estando el patio así, a vueltas con los audios de Villarejo, poco falta para que los encontremos en Spotify, y escribo 'a vueltas' a propósito, ya que la asiduidad con las que los informativos abren con estos audios, y la asiduidad con la que los dirigentes políticos o los personajes de la sociedad civil que se ven implicados en ellos declaran a voz en grito bien que son falsos, bien que no recuerdan haber pronunciado tales palabras, que no conocen a Villarejo o que esto pasó en este patio antes de que yo instalara aquí mi mecedora, esa asiduidad está amparada por el espacio mediático que la soporta, convirtiéndola en una rutina normalizadora que provoca en el público un grave efecto, el desapego de los valores democráticos y de algo que sustenta estos valores, el derecho a una información veraz.


Ese es nuestro patio ahora. El periodismo como presunto responsable de acciones antidemocráticas, y nos mesamos los cabellos mientras nuestros dientes chirrían. La profesión periodística es una de las más denostadas. Lejos quedan las palabras del periodista, que también lo fue, Gabriel García Márquez, para quien esta profesión era «el mejor oficio del mundo». Buena parte de la opinión pública no confía en los periodistas, y muchos de quienes lo somos entendemos por qué.


Malos periodistas los ha habido siempre, poco profesionales y corruptos, también, como en botica. A esto hay que sumar los que han sufrido o sufren presiones por su propia empresa periodística, a la hora de realizar una información o de cómo tratarla. La empresa periodística es una cosa, el periodismo es otra. Me declaro orgullosa de mi oficio, pero también preocupada y hasta avergonzada de la situación que el panorama periodístico de mi país presenta. Malos tiempo, sí, para la lírica, las humanidades y la información veraz y rigurosa.

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