Se nos advirtió claro y fuerte que mientras haya países donde no lleguen las vacunas, el resto no estamos a salvo. No escuchábamos porque nos parecía que ya habíamos hecho lo suficiente
Martes, 30 noviembre 2021,. EL IDEAL
Va a ser que no. Durante casi un año, Antonio Guterres, Secretario General de Naciones Unidas y diferentes responsables de la Organización Mundial de la Salud, nos han trasladado, de todos los modos posibles su preocupación primero, y su decepción e impotencia después, tanto por la carencia de vacunas de los países africanos como por la indolencia con la que el resto del mundo, al menos el pudiente, almacenaba dosis que podían haber sido 'solidarias' en precaución, por si sus poblaciones necesitaban otra dosis de refuerzo. Probablemente habríamos dispuesto de tiempo para producir las vacunas que ahora ya precisamos mientras las dos primeras llegaban a los países que carecían de recursos económicos para adquirirlas.
Se nos advirtió claro y fuerte para quien no entendiera que, si nos resultaba más fácil, obviáramos todo lo que tuviera que ver con la solidaridad y pensáramos en nuestra salud, «mientras haya países donde no lleguen las vacunas, el resto no estamos a salvo». No escuchábamos porque nos parecía que ya habíamos hecho lo suficiente, pero ha resultado no ser así.
Ómicron, ese es el nombre con el que la ha denominado la OMS, apareció en Sudáfrica el 22 de noviembre y, tras detectarse hace unos días un caso en Bélgica, ya empiezan a sonar las primeras alarmas y a conocerse las primeras restricciones. A los pésimos datos que conocíamos semanas atrás de Europa del Este, se suman ahora los de Alemania, dónde el número de casos ha aumentado en un 59% y los de Bélgica, donde se han incrementado hasta el 62%. El Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades advierte de que el riesgo va a ser muy alto en las próximas semanas y aconseja vacunar con dosis de refuerzo a las personas vulnerables y a las mayores de 40 años.
En España, ahora mismo se contabilizan 9.200 nuevos casos de coronavirus diarios, lo que supone una incidencia de 160 por cada 100.000 habitantes. Con el anterior Semáforo de Peligrosidad, este 160 nos llevaría directamente a la casilla de Riesgo Alto, pero no así con los nuevos parámetros acordados el pasado martes por la ministra de Sanidad, Carolina Darias, en la Comisión de Salud Pública, ya que mientras no lleguemos a los 300 continuamos en Riesgo Medio.
Mientras Ómicron también ha llegado a Dinamarca, Alemania, Países Bajos y Reino Unido, la UE cierra los vuelos con África, al menos dos semanas.
Aquí, las inoculaciones de la tercera dosis van a todo ritmo para que la Navidad nos pille cubiertos. Vuelven las restricciones y con ellas las manifestaciones de aquellos que continúan sin entender o compartir la gravedad de la situación. En Rotterdam, Roma, Viena o Bruselas protestas violentas contra estas medidas que se repetirán el próximo fin de semana.
Hace un año, desde esta columna invitaba a la cordura y la precaución poco antes de las vacaciones de Navidad, desde entonces, no sé a usted, pero a mi este virus me ha robado vidas, presencia y amor. Vidas vacunadas con una fórmula que no es infalible, vidas con mascarillas, alcohol y soledad, aun así, no están y aun así hay quien sigue sin creerlo.
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